jueves, 20 de noviembre de 2008

La Linterna Mágica
La 50 Muestra Internacional de Cine (III)
Roberto Ortiz Escobar

En esta ocasión mencionaré tan sólo tres cintas de la 50 Muestra Internacional de Cine para dar pie a comentarios breves de la cartelera comercial y alternativa.
El latido del tambor (Zhan gu, Hong Kong-Taiwán-Alemania, 2007). De Kenneth Bi, con Jaycee Chan, Tony Leung Ka Fai, Angelica Lee.
Aprovechando la impunidad de su padre mafioso, Sid (Jaycee Chan) deberá asumir los costos por su atrevimiento de ligarse a la hija de un capo mayor, viajando a Taiwan donde conocerá a un grupo de tamboristas zen que le cambiarán su visión del mundo. Retomando elementos de cierto cine oriental sobre mafias violentas, El latido del tambor es también una película de iniciación que encuentra sus mejores momentos en las escenas del grupo percusionista y otras de humor negro (la visita del joven a su padre en la cárcel o el rechazo al mafioso en el funeral de su padre).
Delta (Delta, Hungría, 2008). De Koméi Mundruczó, con Felix Lajkó, Orsolya Tóth, Lili Monori.
Cinco años de producción y la frustrante muerte del actor masculino principal que obligó a retomar la filmación, tal vez expliquen el final abrupto de una historia de tintes fúnebres inspirada en Electra y Hamlet. Lo más logrado es la recreación de la tragedia clásica en un entorno actual a orillas del río Danubio con un comportamiento social de corte medieval en torno a la permisibilidad a dos hermanos de vivir juntos. Dos elementos funcionan en favor de esta recreación: en la interpretación, el mutismo del visitante y la mirada de la hermana que busca en aquel un indicio que le permita anclarse; en la puesta en imágenes, las suntuosas escenas del cortejo fúnebre en barcazas con música de Popol Vuh y el denuedo colectivo en el martilleo a unos maderos que se traducirán en aposento maldito. Pareciera que el remanso del río nos invita a la placidez de dos amantes imposibilitados por el cerco familiar y social.
Las flores del cerezo (Kirschblüten-Hanami, Alemania-Francia, 2008). De Doris Dörrie. Con Elmar Wepper, Haannelore Elsner, Nadja Uhl.
Tomando como referente La historia de Tokio (1953, de Yasujiro Ozu), la cineasta alemana de respetable trayectoria nos ofrece una visión apacible pero caústica del comportamiento occidental (el retrato de los hijos es apabullante), el cual es contrastado con el manejo y el sentido de la vida oriental. La historia nos depara sorpresas sin mucho aspaviento en un drama humano donde un hombre mayor retoma los deseos de la esposa muerta y visita Japón, un espacio donde podrá hacer ajustes existenciales y enfrentar de manera diferente a la muerte. La Dörrie parece encontrarse en otro momento de su creatividad cinematográfica.
Cartelera comercial:
007 Quantum (Quantum of Solace, Estados Unidos, 2008). De Marc Forster, con Daniel Craig, Olga Kurylenko, Mathieu Amalric.
Esta nueva cinta sobre el agente 007 al servicio de la inteligencia británica adoptó variantes no aplicadas anteriormente. En principio, la famosa introducción de James Bond apuntando con su arma al público aparece hasta el final, la vertiente erótica es apenas sugerida y no cobra mayor relieve, y los gadgets sobre las novedades tecnológicas con las que 007 enfrentará al enemigo, desaparecen. El mayor de los cambios (la novedad) es el perfil de Bond con una psicología atormentada. De ahí que su enfrentamiento con los villanos lo asuma como revancha personal ante la pérdida de una mujer, dejando de lado los códigos del servicio secreto marcados por M. El relato maneja una acción galopante desde el principio, es más, las dos primeras secuencias son de de una acción vigorosa que no permite el reposo. Se podría afirmar que Daniel Craig pasa la prueba y legitima la camiseta del agente con licencia para matar.
Max Pane (Max Pane, Estados Unidos-Canada, 2008). De John Moore, con Mark Wahlberg, Mila Kunis, Beau Bridges.
Basada en un video juego, el diseño de las imágenes alcanza momentos espectaculares (el alucine de un líquido que vuelve monstruos alados a ciertos mortales). Un policía que pierde a su esposa e hijo de manera violenta, no cede en su afán de venganza para castigar a los culpables. Una narración que parte del presente para volver al pasado y éste a su vez remitirse a un previo suceso trágico, los tonos oscuros de la fotografía, los escenarios mortecinos cargados de violencia, las coreografías en los duelos y el perfil trágico del personaje hacen de Max Pane una cinta más que palomera.
Navidad S.A. (México, 2008). De Fernando Rovsar, con Pedro Armendáriz Jr., Alejandra Ambrosi, Mauricio Barrientos.
Con aproximadamente 600 copias en su estreno, la anécdota aborda el rescate de la tradición infantil de esperar regalos de Santa Claus en la noche buena. Los niños del mundo han perdido la fe, la cual es manipulada por una corporación de intereses mercantiles. En esta mediocre producción la narración es plana a más no poder y el ritmo amodorrado paraliza el interés del público (la escena de Santa Claus con sus duendes y la festividad final son un monumento a la imbecilidad creativa). Santa Claus se convierte en uno de los personajes más flojos del cine mexicano: éste llega en su trineo a México para salvar la navidad pero no sabe cómo, ni plantea estrategias de solución. Es un vejete que en su regresión infantil se vuelve bobo, torpe y mentecato. Resultaba mucho más interesante el Santa Claus interpretado por José Elías Moreno hace 49 años (Santa Claus, 1959). Por lo menos la historia tenía elementos atractivos y de cierta inventiva. Y eso que la dirección corrió a cargo de René Cardona.
Cartelera alternativa:
Lucía (Cuba, 1968). De Humberto Solás, con Raquel Revuelta, Eslinda Núñez, Adela Legrá
El guion de Lucía da cuenta de tres historias ubicadas en diferentes momentos: la burguesía de la colonia en 1895, la pequeña burguesía de la república de 1933 y la presencia de la clase campesina en los años sesenta con una revolución triunfante. En cada época una mujer de nombre Lucía nos remitirá a una historia individual y a un contexto de lucha en la construcción de una nación. De estilos narrativos diferentes y resultados desiguales, Lucía es un clásico de la cinematografía cubana que habría que revisar en los actuales momentos de una nación que seguramente volverá a vivir momentos de redefinición con la muerte de Fidel Castro. Lunes 24 a las 18:00 horas en el Aula Clavijero de Juárez 55. La entrada es gratuita.
www.cinemanet.com.mx
roebajolallulvia@gmail.com


Foro de contracultura en Centro Recreativo

El próximo 22 de noviembre se llevará a cabo el evento denominado “Foro Contracultura 2008. Conociendo alternativas, pensando diferente”, organizado por el grupo Médula Publicidad y Relaciones Públicas, que integran estudiantes de la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas de la FCAS, de la Universidad Veracruzana, en las instalaciones del Centro Recreativo Xalapeño.
El objetivo del evento es propiciar un espacio que permita el análisis de las diferentes manifestaciones contraculturales desde una perspectiva que incentive la comprensión en un entorno social inmediato.
Iniciará a las 11:00 horas con la inauguración del evento, posteriormente con la inauguración de la exposición fotográfica “Contranatura” del maestro Miguel Fematt, más adelante se continuará con una conferencia en la que se expondrá de manera general a modo de introducción lo que es contracultura, desde la perspectiva y experiencia del conferencista.
Después habrá una mesa redonda en donde se discutirán diferentes temas desde la opinión de varios expertos, cuyo eje central será “La Contracultura ayer y hoy: expresiones y prospectiva”, donde se hará un análisis, discusión y disertación entre los expertos.
Seguido de esto para un acercamiento más dinámico habrá talleres teórico práctico sobre: Los referentes y la contracultura, Arte público: práctica y función a través de las eras y El cine y la globalización: imágenes contraculturales.
Para finalizar el evento, habrá un concierto con bandas locales y representativas de algún movimiento contracultural.
La invitación esta abierta al público a partir de las 11 horas y es totalmente gratuito y de cupo limitado. El pre registro será a través de la página web: www.fcasuv.com/forocontracultura08 y el día del evento a partir de las 10 horas.



Babel
De Ignacio Madero a Ignacio del Valle
Javier Hernández Alpízar

¿Qué se podrá decir: "La revolución ha muerto viva la (contra)revolución", o como dijeran los que dicen que saben: la "revolución conservadora"? ¿Hay revoluciones de derecha?
El caso es que ayer, 20 de noviembre, un gobierno emanado de un partido que nació con el fin de poner un alto a la "revolución mexicana", porque la consideraba "radical" y hasta "comunista", enemiga de la fe católica, entendida la fe católica como la defensora de la Corona española (y todas las Coronas católicas, si las hay, y sus franquismos y pinochetismos), en la persona de Calderón "festejó" un aniversario de la "revolución mexicana".
Las comillas que le salen como sarampión al texto son sintomáticas. Son como un tic del lenguaje: ¿De qué estamos hablando? ¿Cómo un partido anticomunista de los de la guerra fría, de los de la Acción Católica, de los que predicaban que los comunistas comían niños crudos, va a "festejar" la "revolución mexicana"?
La historia reciente del poder y sus concubinos (dos de ellos con el nombre de "revolución" en sus rótulos y siglas: PRI y PRD) es como para un Jorge Ibargüengoitia. Ya no parece haber nada serio. Las caricaturas de los moneros de La Jornada se ven pesadas, panfletarias. La ironía que corroe la realidad es mucho más devastadora que el humor panfletario y partidario de esos inconoclastas de bolsillo.
De por sí, la revolución mexicana (dejemos de ponerle comillas, a ver si podemos hacer que se vuelva un tema serio y no un fantoche, un espantajo, un espantapájaros que no asusta a los cuervos de la globalización) era un asunto difícil de explicar a un escéptico. Ese enorme monumento con forma de gasolinera en donde se rinde homenaje a Zapata y Villa, junto a sus asesinos y los asesinos de sus ideales de tierra y libertad.
Un tal Rius discutía la "revolucioncita" mexicana comparándola con la revolución rusa, y todavía me imagino a los cinco o seis trotskistas de hoy discutiendo si la revolución rusa fue o no fue tal, si fue o no verdaderamente proletaria, si hay "condiciones" o no para una dictadura del proletariado... En tanto que un trotskista y cardenista, Adolfo Gilly, hablaba de una revolución "interrumpida", como que la habían dejado en stand by, y dejaba la esperanza de que alguien le volviera a dar Rec, perdón: Rev, ¿el hijo del Tata?
Pero la realidad, si hay alguna, parecía más sencilla: A pesar de los magonistas, los zapatistas y los villistas, cuyos líderes fueron asesinados y cuyos ideales fueron también asesinados, dejando algunas de sus palabras inscritas en una Constitución que nació como letra muerta (en México la letra muerta es tradición), la revolución mexicana fue una revolución democrático-burguesa, como bien dijera José Revueltas.
Así que celebrar y festejar un aniversario de la revolución mexicana implica un acto de varios niveles de lectura:
Para el pueblo pobre e irredento, significa evocar a los líderes revolucionarios asesinados y sus ideas que todavía hoy son subversivas. Con Pablo del Monte sentenciarían: "Dile a Pancho Villa que vuelva y termine su revolución".
Por eso todavía hay villistas y zapatistas, y no por estar desarmados la inmensa mayoría de ellos son, para un gobierno contrarrevolucionario, menos "detractores del estado".
Para los herederos de la ficción de una revolución que se llenó la boca de "pueblo" y al pueblo lo cargó de pobrezas, desprecios, y de plomo cuando levantaba la cabeza, sigue siendo un show para disfrazarse de "Adelitas" y comer en una parrillada al ritmo de la polka Las Coronelas. Así el PRI lo festeja repintado de "izquierda", de "socialdemocracia" y hasta de rojo, y coqueteando con su hijo menor, el PRD, que festeja con un cisma y dos papas (un papa y un antipapa), con guión que la Iglesia católica envidiaría.
Lo más risible es que "festeje" la revolución un gobierno del PAN, de los que tuvieron por ideal (y lo van cumpliendo), reeditar el porfirismo en pleno siglo XXI. Aunque en el sentido más claro, si es una revolución burguesa, ellos tienen mucho qué festejar.
Pero no seamos injustos, no les quitemos mérito a los revolucionarios de curul y disfraz de "Adelita", la contrarrevolución, la revolución conservadora (a la manera de Tatcher y Reagan) o, como diría mucho más inteligentemente Revueltas, la profundización de los objetivos de la revolución burguesa en el poder, inició no con el PAN sino con el PRI (y con los hoy perredistas que entonces militaban en la "gran familia revolucionaria") y, una vez muertos Villa y Zapata, su proyecto hasta ahora triunfante, aunque con las patas cada vez más temblorosas, fue y es la restauración.
Así que esa imagen de un viejo caricaturista (¿Naranjo?): Salinas de Gortari viéndose al espejo, en cuya superficie se ve la imagen de Porfirio Díaz, y abajo el lema del PRI se trueca, por magia de una permutación de grafías: "Sufragio efectivo no; reelección", es el mejor comentario a este sainete de "Adelitas" y panuchos.
Hoy el porfirismo-salinismo está representado en todo el espectro electoral. No sólo en Calderón y el panismo; en el priísmo gatopardista y neoliberal; en el perredismo como pieza de ajedrez del calderonismo-salinismo, incluso en el proyecto de López Obrador encarnado en Marcelo Ebrard: "liberalismo social, salinismo para todos".
Y cuidado con que alguien recuerde el subversivo "tierra y libertad", o encarne el "luchamos por libertad y no por cambiar de amo", porque le impondrán 112 años de cárcel en Altiplano o le rodearán de Ejército, Policía, paramilitares y burocracia de todos los partidos políticos, más un cerco informativo especial.
¿Qué se puede decir cuando una revolución se reduce a papelitos de colores y disfraces de "revolucionarios" de ficción?
Quizá lo único apropiado es retomar el sentir-pensar-actuar de Ricardo Flores Magón: "Es preferible ser un rebelde en el infierno que un esbirro de Dios en el cielo". Que en castellano de hoy significa: sus revoluciones no nos sirven, porque dejan las cosas como estaban antes: Porfirio, la Corona, el clero, los científicos y casi hasta el derecho de pernada.
Por ello es que los muertos siguen dando tanto miedo al sistema: los fantasmas de Zapata y Villa les vienen a jalar las patas, y en respuesta rezan, y dicen jaculatorias invocando a Guadalupe Victoria, o descubren grandes novedades, como que Madero se llamaba "Ignacio". Pero en lugar esos Ignacios de palacio, preferimos a uno del Valle, y con él seguimos pidiendo ¡Tierra y Libertad!, como los anarquistas rusos, como los magonistas, como Zapata.

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